“La asertividad es un atributo invaluable que nos permite comunicarnos de manera franca y directa, expresando nuestros pensamientos y sentimientos sin causar daño a los demás. Como un auténtico superpoder, nos brinda la capacidad de defendernos ante situaciones adversas y nos otorga la libertad de decir ‘no’ sin experimentar culpa ni remordimiento. Es un don extraordinario que nos proporciona confianza y nos empodera en nuestras interacciones cotidianas. La asertividad es, sin duda, una virtud digna de admiración y un camino hacia la verdadera autenticidad.”
En nuestra sociedad, la asertividad desempeña un papel crucial en la construcción de relaciones saludables y respetuosas. Nos permite expresarnos de manera clara y precisa, evitando conflictos innecesarios y malentendidos que pueden surgir cuando no nos atrevemos a manifestar nuestros verdaderos pensamientos y emociones. Ser asertivo implica ser consciente de nuestros propios derechos, reconocer que tenemos el poder de establecer límites y tomar decisiones acordes a nuestras necesidades y deseos.
Sin embargo, en ocasiones, nos resulta difícil ser asertivos. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones en las que priorizamos complacer a los demás antes que expresar nuestros propios sentimientos y necesidades? ¿Cuántas veces hemos temido las consecuencias de ser sinceros, preocupados de que nuestra franqueza pueda generar rechazo o enojo?
La falta de asertividad puede atribuirse a diversos factores. Algunas personas creen erróneamente que complacer a todos es más importante que expresar su propia verdad, dejando de lado sus propios anhelos en beneficio de los demás.
El miedo a la reacción de los demás puede actuar como un obstáculo, impidiendo que nos expresemos plenamente.
La preocupación de ser vistos como personas egoístas o desagradables también puede coartar nuestra asertividad, haciendo que releguemos nuestras propias necesidades a un segundo plano. Además, es común subestimar el valor de nuestras propias opiniones y deseos, considerándolos menos importantes que los de los demás.
Por último, el temor al rechazo puede llevarnos a guardar silencio y evitar cualquier confrontación, en detrimento de nuestra propia integridad.
Afortunadamente, existen diversas estrategias para desarrollar y fortalecer nuestra asertividad. Aquí presentamos diez consejos prácticos para fomentar esta valiosa habilidad:
Conoce tus derechos: Reconoce que tienes el derecho legítimo de decir "no", cambiar de opinión y expresar tus sentimientos de manera sincera.
Aprende a decir "no": No debemos sentirnos obligados a hacer algo que no queremos o no podemos hacer. Aprender a establecer límites y negarnos cuando sea necesario es una forma poderosa de ejercer nuestra asertividad.
Expresa tus sentimientos: Si algo te molesta o te preocupa, es importante que lo comuniques de manera calmada y directa. La expresión honesta de nuestras emociones nos ayuda a mantener relaciones saludables y abiertas.
Pide lo que necesitas: No tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites. Reconocer nuestras propias limitaciones y solicitar apoyo es un acto de valentía y sabiduría.
Respeta a los demás: Si bien es fundamental expresarnos, también debemos recordar que todos los individuos tienen sus propios sentimientos y necesidades. La asertividad implica encontrar un equilibrio entre defender nuestros derechos y respetar los de los demás.
No te disculpes en exceso: No es necesario disculparse por tener opiniones y sentimientos propios. La confianza en uno mismo nos permite mantener nuestras convicciones sin sentir la necesidad constante de excusarnos.
Escucha a los demás: La asertividad implica una comunicación bidireccional. Es fundamental prestar atención activa a lo que los demás tienen que decir y respetar sus opiniones, incluso si difieren de las nuestras.
Mantén la calma: Controlar nuestras emociones es esencial para una comunicación asertiva. Evita que el enojo o la frustración dicten tus palabras y busca mantener la calma en situaciones desafiantes.
Sé directo: Comunica tus pensamientos y sentimientos de manera clara y directa. Evita los rodeos y las insinuaciones, ya que la claridad y la transparencia favorecen una comunicación efectiva.
Practica: Al igual que cualquier habilidad, la asertividad requiere práctica y perseverancia. No te desanimes si al principio encuentras dificultades, cada intento es una oportunidad para crecer y mejorar.
Para resumir , la asertividad es una cualidad esencial que nos permite expresarnos con autenticidad y respeto. Al utilizar este superpoder en nuestras interacciones diarias, podremos construir relaciones más sanas y satisfactorias, evitando conflictos innecesarios y disfrutando de una comunicación más abierta y transparente. No temas ser asertivo y aprovecha este don para hacer valer tus derechos y necesidades, mientras promueves el respeto mutuo en todas tus relaciones.
Las 4 etapas para decir lo que piensas sin pelear
Explica la situación: Di lo que sucedió, sin juzgar o acusar.
Expresa tus sentimientos: Di cómo te sientes sobre la situación.
Explica tus necesidades: Di lo que necesitas para que la situación mejore.
Propón una solución: Sugiere una forma de resolver el problema.
Recuerda, la asertividad es como un músculo: mientras más la practiques, más fuerte se vuelve. ¡Así que no te rindas y sigue intentándolo!
5 cosas que te frenan a la hora de ser asertivo
Quizás estés pensando: “¡Pero es tan difícil ser asertivo!”. No te preocupes, aquí te cuento algunas cosas que pueden estar dificultándote:
Temor a ser rechazado: Tal vez tienes miedo a que los demás se molesten contigo si dices lo que realmente piensas o sientes.
Sentimientos de culpa: A veces, te puedes sentir mal si no haces lo que los demás esperan de ti, incluso si eso va en contra de tus necesidades o deseos.
Autoestima baja: Si no te valoras lo suficiente, puede que pienses que tus opiniones, sentimientos y necesidades no son tan importantes como los de los demás.
Falta de habilidades de comunicación: Puede que no sepas cómo expresar lo que piensas o sientes de una manera clara y respetuosa.
Ambiente negativo: Si te has criado o te rodeas de personas que no respetan tus opiniones o necesidades, es posible que te cueste ser asertivo.
Pasos para mejorar tu asertividad
Conócete a ti mismo: Identifica tus emociones, tus necesidades y tus derechos.
Practica el autorespeto: Recuerda que tus opiniones, sentimientos y necesidades son igual de importantes que los de los demás.
Aprende a decir no: Si no quieres hacer algo, no tienes que hacerlo.
Expresa tus emociones: No tienes por qué guardar para ti lo que sientes.
Habla con claridad: No hables con rodeos. Dí lo que piensas y sientes de manera clara y directa.
Escucha a los demás: Presta atención a lo que los demás dicen y trata de entender su punto de vista.
Respeta a los demás: Trata a los demás con el mismo respeto con el que quieres que te traten a ti.
Sé positivo: Trata de enfocarte en las soluciones, no en los problemas.
Pide ayuda si la necesitas: No tienes por qué hacer todo solo. Si necesitas ayuda, pídela.
Practica, practica, practica: Como cualquier otra habilidad, la asertividad se mejora con la práctica.
Recuerda: ¡la asertividad es una habilidad que se puede aprender! Y al practicarla, te ayudará a vivir de una manera más feliz y saludable. Así que no te des por vencido y sigue intentándolo. ¡Tú puedes hacerlo!
Pide a los demás que cambien su comportamiento si es necesario. A veces, las personas no son conscientes de que están haciendo algo que te molesta. En lugar de enfadarte o guardarlo para ti, explícales claramente y con respeto cómo te sientes y por qué.
Sé claro y específico. Cuando quieras comunicar algo, hazlo de manera directa y precisa. Por ejemplo, en lugar de decir "No te gusta ayudar en casa", puedes decir "Me gustaría que me ayudaras a lavar los platos por las noches".
Aprende a decir "no". Decir "no" puede ser muy difícil, especialmente si tienes miedo de herir los sentimientos de alguien o de parecer egoísta. Sin embargo, es importante recordar que tienes derecho a decir "no" cuando algo no te parezca correcto o no quieras hacerlo.
Respeta los derechos y las necesidades de los demás. La asertividad no significa que tus necesidades sean más importantes que las de los demás. Al igual que tú, los demás tienen derecho a expresar sus opiniones y deseos.
Practica la empatía. Trata de entender cómo se sienten los demás y por qué actúan de la manera en que lo hacen. Esto te ayudará a comunicarte de manera más efectiva y a resolver conflictos de manera pacífica.
Reconoce y acepta tus emociones. Es natural sentirse enojado, frustrado, triste o decepcionado a veces. No reprimas tus emociones. En lugar de ello, reconócelas, acéptalas y exprésalas de manera constructiva.
Mantén la calma. Si te sientes emocionalmente alterado, toma unos momentos para calmarte antes de responder. Hablar desde la emoción a menudo puede llevar a la agresión, no a la asertividad.
Practica. La asertividad no es algo que se consiga de la noche a la mañana. Necesitarás tiempo y práctica para sentirte cómodo al expresar tus necesidades y sentimientos de manera asertiva.
No olvides, la asertividad es una habilidad que se puede aprender y mejorar con la práctica. No te desanimes si al principio resulta difícil, con el tiempo te sentirás más cómodo y seguro al expresarte de manera asertiva.
Las 4 etapas del mensaje asertivo perfecto
¿Cómo puedes expresar tus sentimientos y necesidades de manera efectiva y respetuosa? A continuación, te presento las 4 etapas para crear un mensaje asertivo perfecto:
Describe la situación. Explica de manera objetiva y específica lo que está ocurriendo. Evita las generalizaciones y las suposiciones. Por ejemplo, en lugar de decir "Nunca me escuchas", puedes decir "Noté que estabas mirando tu teléfono mientras te hablaba".
Expresa tus sentimientos. Hazle saber a la otra persona cómo te sientes acerca de la situación. Utiliza "yo" en lugar de "tú". Por ejemplo, en lugar de decir "Eres irrespetuoso", puedes decir "Me siento ignorado".
Explica tus necesidades. Di lo que necesitas de la otra persona para resolver la situación. Sé claro y específico. Por ejemplo, puedes decir "Necesito que prestes atención cuando te estoy hablando".
Propón una solución. Sugiere una acción concreta que la otra persona pueda tomar para satisfacer tus necesidades. Por ejemplo, puedes decir "Por favor, guarda tu teléfono cuando esté hablándote".
Recuerda, la asertividad es sobre el respeto mutuo. Cuando eres asertivo, valoras tus propios derechos y necesidades, pero también reconoces y respetas los derechos y necesidades de los demás.
Defender “tu” verdad, en lugar de “la” verdad, es un enfoque fundamental en la comunicación asertiva. Cuando defendemos “la” verdad, suponemos que hay una única realidad objetiva que todos deben aceptar, lo cual puede crear conflictos y malentendidos.
En cambio, cuando defendemos “nuestra” verdad, reconocemos que cada uno de nosotros tiene una perspectiva única y subjetiva. Este enfoque es respetuoso y empático porque nos permite compartir nuestros pensamientos y sentimientos sin desacreditar las experiencias y opiniones de los demás.
Para defender “tu” verdad de manera efectiva, puedes seguir estos pasos:
Comprende tu verdad. Antes de poder defender tu verdad, necesitas entenderla tú mismo. ¿Cuál es tu perspectiva sobre la situación? ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Qué es lo que necesitas? Intenta ser lo más claro y específico posible.
Expresa tu verdad. Comparte tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera directa y honesta. Evita las suposiciones y las generalizaciones. Utiliza "yo" en lugar de "tú" para enfocar la conversación en tu experiencia.
Escucha las verdades de los demás. Después de expresar tu verdad, dale a los demás la oportunidad de compartir las suyas. Muestra empatía y respeto, incluso si no estás de acuerdo con su perspectiva.
Busca una solución compartida. Una vez que todos hayan tenido la oportunidad de compartir sus verdades, intenta encontrar una solución que respete y tenga en cuenta todas las perspectivas. Recuerda, el objetivo no es ganar la discusión, sino encontrar una resolución que sea beneficiosa para todos.
Defender “tu” verdad también implica aceptar que tu perspectiva puede cambiar con el tiempo. A medida que adquieras más información y experiencias, tu verdad puede evolucionar. Estar dispuesto a revisar y adaptar tu verdad es una parte importante de la comunicación asertiva y del crecimiento personal.
Recordar tu objetivo pase lo que pase es fundamental para mantener la asertividad. Si estás intentando expresar tus pensamientos, sentimientos o necesidades a otra persona, es importante no perder de vista lo que realmente quieres lograr.
Aquí te dejo algunos consejos para ayudarte a mantener el foco en tu objetivo:
Claridad: Antes de entrar en una conversación difícil o importante, es útil tener una idea clara de lo que esperas lograr. Puede ser útil anotar tus pensamientos para ayudarte a concentrarte en tus objetivos.
Concentración: Mantén tu atención en el objetivo durante la conversación. Si te sientes desviado por emociones fuertes, comentarios hirientes o argumentos irrelevantes, intenta redirigir la conversación de nuevo hacia el objetivo inicial.
Flexibilidad: Aunque es importante tener un objetivo, también es necesario ser flexible. Puede que encuentres resistencia o que las circunstancias cambien. En estos casos, puede ser útil adaptar tus objetivos o encontrar compromisos.
Paciencia: Recuerda que la comunicación efectiva lleva tiempo. No siempre podrás lograr tu objetivo inmediatamente. Mantén la calma y sigue intentándolo.
Resiliencia: Habrá momentos en que las cosas no saldrán según lo planeado. En estos casos, es importante no rendirse. Aprende de tus errores y sigue intentando.
En resumen, mantener tu objetivo en mente durante toda la conversación te ayudará a mantenerte asertivo y centrado, y a asegurar que tus necesidades y deseos sean escuchados y respetados.
Ser concreto y preciso es otra clave para ser asertivo. Al comunicarte de manera concreta, puedes expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y eficaz, minimizando malentendidos. Aquí tienes algunos consejos para ayudarte a ser más concreto:
Describe específicamente la situación: Evita generalizaciones y menciona los hechos específicos. En lugar de decir "Siempre llegas tarde", podrías decir "Hoy llegaste 20 minutos tarde a nuestra cita".
Expresa tus sentimientos de manera precisa: No basta con decir "Estoy molesto". Intenta ser más específico sobre tus sentimientos, por ejemplo: "Me siento frustrado cuando llegas tarde porque siento que no valoras mi tiempo".
Comunica tus necesidades de manera clara: En lugar de decir "Necesito que seas más considerado", puedes decir "Necesito que llegues a tiempo a nuestras citas o que me avises con antelación si vas a llegar tarde".
Propón una acción específica: En lugar de decir "Necesitas cambiar", puedes sugerir una acción específica, como "Por favor, intenta llegar a tiempo a nuestras citas".
Evita jerga y términos técnicos: Intenta usar un lenguaje sencillo y directo para que tu mensaje sea fácilmente entendible.
Al ser concreto, transmites respeto hacia la otra persona al tomar en serio su capacidad para entender y responder a tus necesidades. También reduces el riesgo de malentendidos y aumentas la probabilidad de que tus necesidades sean atendidas.
Hacer referencia a los hechos y no a tus juicios es otro aspecto esencial de la comunicación asertiva. Esto significa hablar sobre comportamientos observables y situaciones específicas, en lugar de hacer juicios generales sobre la otra persona.
Cuando haces juicios, estás interpretando la acción de la persona desde tu perspectiva, lo cual puede llevar a malentendidos y conflictos. Por otro lado, los hechos son indiscutibles y proporcionan una base sólida para la discusión.
Aquí tienes algunas herramientas para ayudarte a hacer referencia a los hechos en lugar de a tus juicios:
Describe comportamientos, no personas: En lugar de decir "Eres irresponsable", puedes decir "Has llegado tarde a nuestras últimas tres reuniones". Esto separa a la persona de su comportamiento, lo que permite discutir el problema sin atacar personalmente a la otra persona.
Evita las generalizaciones: Las palabras como "siempre" o "nunca" pueden hacer que la otra persona se ponga a la defensiva. En lugar de decir "Nunca escuchas", puedes decir "No pareces estar prestando atención en este momento".
Utiliza el lenguaje de "yo": Expresar tus pensamientos y sentimientos desde tu perspectiva ("Yo siento", "Yo pienso") puede reducir la defensividad y aumentar la receptividad.
Sé específico y preciso: Cuanto más precisos sean los detalles que proporcionas, más difícil será para la otra persona negar los hechos. En lugar de decir "Llegas tarde a menudo", puedes decir "Has llegado 20 minutos tarde a nuestras últimas tres reuniones".
Hacer referencia a los hechos en lugar de a los juicios puede ayudar a mantener la conversación centrada en el problema en cuestión, en lugar de desviarla hacia ataques personales y conflictos emocionales innecesarios. Esto facilita una comunicación más eficaz y asertiva.
Me gustaría que no fumaras en casa. El humo me hace sentir mal y está afectando a mi salud.
En ambos casos, añadir la razón detrás de la petición da más peso a la solicitud y demuestra que no estás pidiendo algo sin una razón válida. Es más difícil para alguien discutir o ignorar una petición cuando hay motivos claros y razonables detrás de ella.
Es importante recordar que tus necesidades y deseos son válidos y que tienes todo el derecho a expresarlos. La comunicación asertiva no es sólo acerca de hacer que los demás hagan lo que tú quieres, sino más bien de expresar tus necesidades y encontrar una solución que funcione para todos. Añadir motivos a tus peticiones puede ayudarte a lograr esto de una manera más efectiva.
Usa el "yo" en lugar del "tú" para expresarte
Usar el “yo” en lugar del “tú” al expresarte puede ayudar a reducir la defensiva de la otra persona y a promover una mejor comunicación. Al usar el “yo”, te estás enfocando en tus propios sentimientos y experiencias, en lugar de hacer juicios sobre el comportamiento de la otra persona.
Por ejemplo, en lugar de decir “Tú siempre llegas tarde”, puedes decir “Me siento frustrado cuando llegas tarde porque tengo que esperarte”. De esta manera, estás expresando cómo te sientes en lugar de acusar a la otra persona.
Practica la empatía
La empatía es fundamental para la comunicación asertiva. Trata de entender el punto de vista de la otra persona y muestra comprensión por sus sentimientos y necesidades. Esto no significa que tengas que estar de acuerdo con ellos, pero demostrar que entiendes de dónde vienen puede facilitar una comunicación más efectiva.
Por ejemplo, podrías decir “Entiendo que has estado muy ocupado y que eso puede hacer difícil llegar a tiempo, pero necesito que hagamos un esfuerzo para respetar los horarios establecidos”.
Practica, practica, practica
La asertividad es una habilidad que se puede aprender y mejorar con la práctica. Empieza por situaciones menos desafiantes y ve aumentando el nivel de dificultad a medida que te sientas más cómodo.
No te des por vencido
Puede que no siempre consigas lo que quieres, pero eso no significa que debas dejar de ser asertivo. Mantén tu respeto por ti mismo y tus necesidades, y continúa expresándolas de manera asertiva.
Defiende en lugar de escucharte.
En cambio, si utilizas la palabra «Yo» para expresar tus sentimientos y necesidades, es menos probable que la otra persona se ponga a la defensiva, ya que te estás enfocando en cómo te sientes tú y no en lo que la otra persona está haciendo mal.
Por ejemplo, en lugar de decir “Tú nunca ayudas en la casa”, puedes decir “Me siento abrumado cuando tengo que encargarme de todas las tareas del hogar yo solo”. Esto puede resultar en una conversación más productiva y menos conflictiva.
Sé empático
La empatía es esencial para la comunicidad asertiva. Intenta comprender la situación desde el punto de vista de la otra persona y muestra comprensión hacia sus sentimientos. Esto no significa que tengas que estar de acuerdo con ellos, pero demostrar que los entiendes puede mejorar la comunicación y puede ayudarte a llegar a un acuerdo.
Por ejemplo, en lugar de decir “No entiendo por qué no puedes llegar a tiempo”, podrías decir “Entiendo que el tráfico puede ser impredecible y que eso puede hacerte llegar tarde. Sin embargo, cuando eso sucede, me siento frustrado y desvalorizado”.
No te rindas
Ser asertivo no siempre garantiza que obtendrás lo que quieres. Sin embargo, no deberías dejar de ser asertivo por eso. Mantén el respeto por ti mismo y tus necesidades y sigue expresándote de manera asertiva. Con tiempo y práctica, tus habilidades de asertividad mejorarán y te ayudarán a mantener relaciones más saludables y satisfactorias.
Y recuerda, la asertividad es un equilibrio. No se trata de ser agresivo ni de permitir que los demás te pasen por encima. Se trata de expresar tus necesidades y sentimientos de una manera que también respeta a los demás.
Además de transmitir asertividad con tu lenguaje corporal, también debes estar consciente de que tu lenguaje corporal puede tener un gran impacto en tus propias emociones. Por ejemplo, si adoptas una postura confiada y segura, es probable que te sientas más confiado y seguro. Por el contrario, si adoptas una postura defensiva o sumisa, podrías sentirte más ansioso o inseguro.
Aquí tienes algunas herramientas para adoptar un lenguaje corporal asertivo:
Mantén un contacto visual firme pero amigable. Evita mirar hacia abajo o desviar la mirada, ya que esto puede ser interpretado como falta de confianza o evasión.
Utiliza gestos con las manos para reforzar tus palabras, pero evita hacerlo de forma exagerada o agresiva.
Mantén una postura erguida y abierta. No cruces los brazos o las piernas, ya que esto puede transmitir una actitud defensiva o cerrada.
Controla el tono y el volumen de tu voz. Evita gritar o susurrar. Intenta hablar con un tono claro y seguro.
Recuerda, la comunicación no verbal es una parte importante de la asertividad. Tu lenguaje corporal debe transmitir el mismo mensaje que tus palabras. De lo contrario, las personas podrían confundirse o malinterpretar tus intenciones.
Es importante tener en cuenta que ser asertivo no significa ser agresivo. El objetivo es expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de una manera que sea respetuosa tanto para ti como para los demás. La asertividad es una habilidad que se puede aprender y mejorar con la práctica. No te desanimes si no lo logras de inmediato. Sigue intentándolo y notarás una mejora con el tiempo.
Herramientas que puedes usar en diversas situaciones, ajustándolas a tus necesidades:
En el trabajo: “He notado que a menudo me asignas tareas adicionales sin mucha anticipación (conducta), lo que me hace sentir abrumado y presionado (cómo te sientes). Esto puede afectar la calidad de mi trabajo y provocar errores innecesarios (consecuencias). Te agradecería que, en lo posible, me avisaras con más tiempo cuando necesites que me encargue de tareas extra (solución).”
En una relación de pareja: “Cuando haces planes sin consultarme primero (conducta), me siento ignorado y desconsiderado (cómo te sientes). Esto puede causar resentimiento y tensiones en nuestra relación (consecuencias). Me gustaría que nos consultáramos mutuamente antes de hacer planes que nos involucren a ambos (solución).”
Con amigos: “Cuando haces comentarios negativos sobre mi apariencia (conducta), me siento herido e inseguro (cómo te sientes). Esto puede afectar nuestra amistad y hacerme sentir incómodo alrededor tuyo (consecuencias). Te agradecería que evitaras hacer comentarios sobre mi apariencia en el futuro (solución).”
Estos ejemplos ilustran cómo puedes ser asertivo en diferentes situaciones. Lo importante es hablar desde tu perspectiva y expresar claramente tus sentimientos, las consecuencias de las acciones de la otra persona y la solución que propones. Recuerda, el objetivo es comunicarte de manera respetuosa, no confrontativa.
Ser asertivo puede ser difícil al principio, especialmente si no estás acostumbrado a expresar tus sentimientos y necesidades de manera directa. Pero con práctica y paciencia, te volverás más cómodo con esta forma de comunicación y verás cómo puede mejorar tus relaciones y tu bienestar en general.
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