Cuáles son los 3 pecados capitales de un expositor a la hora de hablar en público que impiden influir, ganar seguidores o enganchar a la audiencia?
Como siempre, antes de desarrollar déjame recordarte que Coaching Evolution USA te ayuda a desarrollar las competencias de comunicación que te ayudarán a ser más efectivo e influyente en tu entorno.
Vamos con el primer pecado.
Colocarnos muy por encima del público que nos dirigimos.
Como expositores, tenemos que ser capaces de empatizar con nuestra audiencia. En cambio, si no conectamos sentimos que nuestro público está a una distancia emocional de años luz .
Los motivos de este mal pueden ser varios– timidez del ponente, tecnicismo excesivo , etc.– pero entiendo que el que más daño ocasiona es posicionarse como aquel que alecciona a la audiencia.
La audiencia no se interesa por aquellos que todo lo saben, aquellos que son perfectos e infalibles.
Me estoy refiriendo a esa actitud arrogante que no nos posiciona como expertos sino como personajes irreales a los que es imposible emular.
Si deseamos lograr que el público nos respalde, nuestra audiencia debe vernos como uno de ellos. Si nuestro posicionamiento es el de seres perfectos e infalibles, perderemos siempre la atención del público.
El segundo pecado es pensar que la persuasión consiste,exclusivamente, en exponer argumentos lógicos.
Este es un error muy frecuente en expositores con una formación muy técnica. Tienden a pensar que argumentos basados en hechos, datos y dirigidos a la racionalidad de los oyentes servirá para convencerlos.
No digo que no tengamos que ser racionales o lógicos en nuestros argumentos, sin embargo, si queremos persuadir a la audiencia, es obligatorio que también tengamos que apelar a las emociones.
El asunto, claro está , es conseguir que la audiencia viva la experiencia que estamos mostrando.
Por supuesto, si lo que buscamos es recaudar fondos para comprar regalos a los niños pobres en Navidad, no hablaré de las cientos de familias que viven por debajo del umbral de la pobreza, sino que lo haré de Maria,una niña de mi pueblo que en estas Navidades no tendrá ni un regalito mientras otros niños no saben con cuál elegir de tantos que reciben.
El tercer pecado consiste en explicar nuestra historia; plantear nuestros intereses, ignorando lo que interesa a la audiencia.
Permítanme empezar este planteamiento con las sabias palabras de Anderson, Chris J..En su libro Charlas TED:
“Sólo puedes usar las herramientas a las que tiene acceso tu público. Si empiezas sólo con tu lenguaje, tus conceptos, tus ideas preconcebidas, tus valores, fracasarás. Así que empieza con los suyos. Sólo a partir de ese territorio común, quienes te escuchan podrán empezar a construir tu idea en el interior de sus mentes”.
Anderson, Chris J continúan diciendo:“A una conferencia la gente no va a que le vendan nada. Tan pronto como sospeche que ése puede ser tu objetivo, se refugiará en un puerto seguro, como por ejemplo la bandeja de entrada de su correo electrónico. Es cierto como si hubieras quedado para tomarte un café con una amiga y descubrieras con horror que lo que ella quería en realidad era explicarte que quiere comprar una multipropiedad y que tú debes adquirir también tu parte. En cuanto tienes la menor ocasión, sales de allí pitando”.
El principio clave pasa por tener presente que la misión de quien habla en público es dar al público, no recibir de él.
Para evitar incurrir en este pecado te recomiendo pensar en la respuesta a las siguientes preguntas –o similares–:
¿En qué beneficiará a mi audiencia lo que voy a explicar?
¿Qué problema les solucionará?
¿Qué mejorarán en su vida personal, profesional, etc.?
Recordemos que como audiencia, valoramos nuestro tiempo; queremos extraer un beneficio de la información que recibimos y si no lo hacemos, simplemente, desconectamos.
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