No vemos las cosas tal como son, sino tal como somos.”
La célebre frase atribuida a Anaïs Nin parece ajustarse perfectamente a la relación simbiótica entre nuestra percepción y nuestro lenguaje. En la vida, como en el tablero de ajedrez, cada pieza tiene su papel, y cada movimiento determina la trayectoria de la partida. Sin embargo, no es tanto el juego lo que importa, sino la mente que mueve las piezas.
El lenguaje como acción: de la descripción a la generación
Los actos lingüísticos no son simplemente palabras pronunciadas o escritas; son acciones que ejercen un poder tangible en el mundo. Cuando afirmamos algo, no solo describimos una realidad, sino que también la sancionamos. Las afirmaciones, el lenguaje descriptivo, son fenomenológicas y compartidas por todos; es el mundo de los hechos. Las declaraciones, por otro lado, son de naturaleza generativa. Exploran, interpretan y, lo más importante, crean una nueva realidad.
El lenguaje puede actuar como un espejo, reflejando el mundo tal como lo vemos, o puede actuar como un faro, proyectando hacia el mundo la realidad que deseamos ver. Esta dualidad lingüística nos permite construir puentes entre el mundo como es y el mundo como podría ser.
Actos lingüísticos: ¿La palabra se adecua al mundo, o el mundo se adecua a la palabra?
¿Y qué ocurre cuando se ponen en conflicto la descripción y la generación, el reflejo y el faro? Surge entonces la pregunta: ¿Se adecua la palabra al mundo o el mundo a la palabra? Cuando las palabras se adecuan al mundo, nos encontramos en el reino de las afirmaciones. Cuando el mundo se adecua a las palabras, nos sumergimos en el poder de las declaraciones.
Las afirmaciones parecen descripciones, son verdaderas o falsas. Mientras tanto, las declaraciones son la forma en que usamos el lenguaje para crear y cambiar nuestra realidad. Son promesas, pedidos, ofertas, declaraciones de amor o de perdón. Nos permiten expresar emociones, formular deseos, tomar decisiones y negociar significados.
Por tanto, cuando nos centramos en los problemas, estamos haciendo afirmaciones basadas en nuestra percepción actual del mundo. Sin embargo, cuando nos centramos en las posibilidades, estamos haciendo declaraciones que tienen el potencial de crear una nueva realidad.
Esta es la esencia del coaching ontológico: usar el poder del lenguaje para transformar nuestras vidas. Cada palabra que decimos es una oportunidad para describir el mundo tal como es, o para dar vida a la realidad que deseamos. Por tanto, elige tus palabras con cuidado y habla con intención. Tu lenguaje es tu herramienta más poderosa para crear la vida que deseas.
“Posibilidades sobre Problemas: Moldeando nuestro mundo con palabras”
“Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos, hacemos el mundo.”
Esta célebre frase que nos lleva a un lugar de poder, un lugar donde nuestras palabras y pensamientos no son meros reflejos de nuestra realidad, sino los cinceles que esculpen la piedra de nuestro destino.
El lenguaje como hacedor de mundos: más allá de la descripción
Los actos lingüísticos son una puerta a un mundo que va más allá de la descripción. Cuando nos centramos en los problemas, estamos haciendo afirmaciones sobre nuestro mundo. Estas afirmaciones, aunque puedan parecer meramente descriptivas, en realidad están modelando nuestra percepción del mundo. Estamos enfocando nuestra atención en los problemas, y como resultado, vemos más problemas.
Las afirmaciones pueden parecer meras descripciones de la realidad, pero en realidad, están moldeando la forma en que percibimos y experimentamos el mundo. Cuando decimos “Tengo un problema”, estamos haciendo una afirmación que establece una realidad en la que ese problema existe. Esta afirmación se convierte en una profecía autocumplida: cuantas más veces decimos que tenemos un problema, más real se vuelve ese problema en nuestra experiencia.
Actos lingüísticos como generadores de realidad: la palabra moldeando el mundo
Por otro lado, cuando nos centramos en las posibilidades, estamos realizando actos lingüísticos de un tipo diferente. Estamos haciendo declaraciones que, en lugar de describir el mundo como es, están creando un mundo de oportunidades.
Las declaraciones son actos lingüísticos que generan realidad. Cuando decimos “Tengo una oportunidad”, estamos creando un mundo en el que esa oportunidad existe. Estas declaraciones no son simplemente descripciones de la realidad, sino acciones que transforman la realidad.
Entonces, ¿es la palabra la que se adecua al mundo, o el mundo el que se adecua a la palabra? Cuando el lenguaje es simplemente descriptivo, se podría decir que la palabra se está adecuando al mundo. Sin embargo, cuando el lenguaje es generativo, es el mundo el que se está adecuando a la palabra.
Por tanto, es importante que tomemos consciencia del poder de nuestras palabras. Cada palabra que pronunciamos, cada pensamiento que permitimos habitar nuestra mente, está creando nuestra realidad. Cuando nos centramos en los problemas, creamos más problemas. Pero cuando nos centramos en las posibilidades, creamos más oportunidades.
Esta es la magia y el poder del coaching ontológico. Nos recuerda que no somos meros espectadores de nuestra vida, sino los autores de nuestra propia historia. Así, elige tus palabras con sabiduría, porque con ellas estás esculpiendo el mundo en que vives.
“Declaraciones: Moldeando la Realidad con Nuestro Poder”
En la gran sinfonía de la vida, cada palabra que pronunciamos es una nota que contribuye a la melodía de nuestra existencia. Especialmente potentes son las declaraciones, las palabras pronunciadas con la intención de moldear nuestra realidad, en lugar de simplemente describirla. Con cada declaración que hacemos, estamos componiendo una nueva estrofa en la canción de nuestras vidas.
Declaraciones: Transformando el mundo una palabra a la vez
Cuando hacemos una declaración, el mundo cambia. No necesariamente en un sentido físico, aunque eso puede suceder, sino en cómo percibimos y nos relacionamos con el mundo. El mundo se articula según nuestras palabras. Al declarar “Hoy será un buen día”, estamos estableciendo las condiciones para que ese día sea bueno. Estamos creando un filtro a través del cual interpretaremos los eventos del día.
Las declaraciones pueden ser válidas o inválidas, pero su validez no reside tanto en su veracidad factual como en el poder de quien las declara. Si hacemos una declaración sin creer en ella, sin comprometernos a ella, esa declaración tendrá poco impacto en nuestra realidad. Por el contrario, una declaración realizada con convicción y compromiso tiene el poder de cambiar nuestro mundo.
El compromiso: La fuerza motriz detrás de las declaraciones
Al hacer una declaración, estamos comprometiendo nuestras acciones con nuestras palabras. Estamos poniendo nuestra integridad en juego, alineando nuestras palabras con nuestras acciones. Cuando decimos “Voy a hacer ejercicio todos los días”, estamos haciendo una promesa a nosotros mismos y, posiblemente, a otros. Este compromiso crea un sentido de responsabilidad y obligación que puede motivarnos a seguir adelante, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
La eficacia de una declaración reside en el compromiso que la acompaña. Cuando nos comprometemos plenamente con una declaración, nuestra percepción de la realidad cambia. De repente, vemos oportunidades donde antes solo veíamos obstáculos. Nos sentimos motivados y energizados, listos para enfrentar los desafíos que se interponen en nuestro camino.
En resumen, las declaraciones son un potente instrumento de cambio en nuestras manos. Nos permiten moldear nuestra realidad y dirigir nuestras vidas en la dirección que deseamos. Pero debemos recordar que las declaraciones no son meras palabras; son compromisos que hacemos con nosotros mismos y con el mundo. Por lo tanto, debemos hacer nuestras declaraciones con cuidado, con conciencia y, sobre todo, con el compromiso de cumplirlas. Porque cuando hacemos una declaración, estamos no solo hablando al mundo, sino también a nosotros mismos. Estamos diciendo: “Este es el mundo que elijo crear. Este es el camino que elijo recorrer.” Y en ese acto de elección y compromiso, encontramos nuestro poder para cambiar nuestras vidas y, en última instancia, nuestro mundo.
“El Poder del ‘No’: Autonomía y Legitimidad a través de las Declaraciones”
Cada palabra tiene su peso, su valor y su importancia, pero pocas son tan cargadas de poder como una simple negación: “No”. En esa breve sílaba se condensan la autonomía personal, la legitimidad del individuo y la autodefinición. Con un “No”, establecemos límites, esculpimos nuestro espacio personal y nos definimos a nosotros mismos ante el mundo.
El “No” como afirmación de la autonomía y la legitimidad
Decir “No” es una de las declaraciones más importantes que una persona puede hacer. No es simplemente una negación, sino una afirmación. Una afirmación de nuestra autonomía, de nuestro derecho a tener opiniones y deseos propios, a establecer límites y a tomar decisiones sobre nuestra vida. Cuando decimos “No”, estamos diciendo: “Soy un individuo con mi propio pensamiento, con mi propia voluntad, y tengo derecho a ejercerla”.
Además, cuando decimos “No”, estamos asentando nuestra legitimidad como personas. Estamos enviando un mensaje al mundo de que somos seres con valor y dignidad, que merecemos respeto y consideración. Cada “No” es un recordatorio de que tenemos un lugar en este mundo y que nadie tiene derecho a invadirlo sin nuestro permiso.
Nuestros “No” definen nuestra vida
La forma en que decimos “No”, las cosas a las que decimos “No”, y las veces que decimos “No”, todas ellas moldean nuestra vida. A través de nuestros “No”, establecemos nuestras prioridades, nuestros valores y nuestras metas. Decidimos qué es importante para nosotros y qué no lo es, qué merece nuestra atención y nuestro tiempo y qué no.
Por ejemplo, al decir “No” a un trabajo que no nos gusta, estamos diciendo “Sí” a la búsqueda de algo que nos apasione. Al decir “No” a una relación que no nos hace bien, estamos diciendo “Sí” al amor propio y al respeto. Y al decir “No” a las expectativas y presiones externas, estamos diciendo “Sí” a nuestra autenticidad y a nuestra libertad.
Por lo tanto, el “No” es mucho más que una simple negación. Es una declaración poderosa que nos permite definir quiénes somos y cómo queremos vivir nuestras vidas. Pero, como todas las declaraciones, su poder reside en el compromiso y la convicción con que se pronuncia. Así que, cuando digas “No”, hazlo con confianza y con firmeza. Recuerda que cada “No” es un paso hacia la afirmación de tu autonomía, tu legitimidad y tu derecho a vivir la vida según tus propios términos.
“Declaraciones de Aceptación: Compromiso y Congruencia en Acción”
Si el “No” es una poderosa herramienta de afirmación y legitimidad, el “Sí” es una declaratoria de aceptación, una puerta abierta al compromiso. Cuando decimos “Sí” o su equivalente “Acepto”, estamos dando nuestro consentimiento, nuestro permiso, y nos estamos comprometiendo a seguir un curso de acción. Este tipo de declaraciones, al igual que todas las demás, tienen un profundo impacto en nuestra vida y en cómo interactuamos con el mundo.
Aceptar: Un Compromiso de Palabra y Acción
Al decir “Sí”, estamos poniendo en juego el valor y el respeto de nuestra palabra. Estamos declarando nuestra intención de hacer algo y nos comprometemos a cumplirlo. Este compromiso no es solo una cuestión de honor o integridad, sino también una cuestión de autoestima y autenticidad. Al mantener nuestra palabra, demostramos a nosotros mismos y a los demás que somos dignos de confianza, que somos capaces de cumplir nuestras promesas.
Pero decir “Sí” no es solo cuestión de palabras. También es cuestión de acciones. La idea es que nuestras acciones sean congruentes con nuestras declaraciones. Cuando decimos “Sí” a un proyecto, a un trabajo, a una relación, o a cualquier otra cosa, debemos estar dispuestos a actuar de manera que demuestre nuestra aceptación y nuestro compromiso.
Congruencia: La Clave para el Compromiso Efectivo
La congruencia entre nuestras palabras y nuestras acciones es esencial para el compromiso efectivo. No es suficiente simplemente decir “Sí”. Debemos demostrar con nuestras acciones que estamos comprometidos con lo que hemos aceptado. De lo contrario, nuestras palabras se convierten en meras formalidades vacías, sin valor ni significado.
Por ejemplo, si decimos “Sí, me comprometo a mejorar mi salud” pero luego continuamos con hábitos poco saludables, no estamos siendo congruentes con nuestra declaración de aceptación. En cambio, si después de hacer esa declaración, comenzamos a comer más saludablemente, a hacer ejercicio regularmente, y a cuidar mejor de nuestro cuerpo, entonces estamos actuando de manera congruente con nuestra palabra.
En conclusión, las declaraciones de aceptación son un compromiso de palabra y acción. Al decir “Sí”, estamos aceptando un desafío, una oportunidad, una responsabilidad. Estamos comprometiendo nuestra palabra y, lo que es más importante, estamos comprometiendo nuestras acciones. Pero para que ese compromiso sea efectivo, nuestras acciones deben ser congruentes con nuestras palabras. Porque al final del día, no son nuestras palabras, sino nuestras acciones, las que realmente definen quiénes somos y qué tipo de vida vivimos.
“Declaraciones de Ignorancia: El Comienzo del Aprendizaje”
“No sé”. Estas dos pequeñas palabras pueden parecer insignificantes, incluso debilitantes. Sin embargo, en realidad, estas palabras encierran en sí mismas un gran poder. El poder de la humildad, de la apertura y del comienzo del aprendizaje. Cuando decimos “No sé”, estamos dando el primer paso en un viaje de descubrimiento y crecimiento.
“No Sé”: La Puerta al Aprendizaje
Reconocer y declarar nuestra ignorancia no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Es el primer eslabón en el proceso de aprendizaje. Al admitir que no sabemos algo, estamos aceptando nuestras limitaciones y, al mismo tiempo, estamos abriendo nuestra mente a la posibilidad de superarlas.
El acto de decir “No sé” es, en sí mismo, un acto de autoconciencia y honestidad. Nos enfrenta con nuestra realidad, nos pone en contacto con nuestra humanidad y nos recuerda que, por mucho que sepamos, siempre hay más que aprender.
De “No Sé” a “Aprenderé”
Pero la declaración de ignorancia no se queda en el “No sé”. Al contrario, es un trampolín hacia el “Aprenderé”. Al decir “No sé”, estamos poniendo en marcha la maquinaria del aprendizaje. Estamos expresando nuestra disposición para aprender, para explorar, para descubrir. Estamos abriendo la puerta al conocimiento y dando un paso hacia adelante en nuestro camino de crecimiento personal.
Al declarar “No sé”, estamos reconociendo una brecha en nuestro conocimiento. Y al hacerlo, estamos creando un espacio para llenar esa brecha. Estamos invitando a nuevos conocimientos y experiencias a entrar en nuestra vida. Estamos, en esencia, abriendo nuestra mente al mundo y a todas sus maravillas.
En resumen, las declaraciones de ignorancia son una parte integral del proceso de aprendizaje. Al reconocer y aceptar nuestra ignorancia, estamos poniendo las bases para un aprendizaje significativo y duradero. Pero recordemos que decir “No sé” es solo el primer paso. El siguiente paso, igualmente importante, es decir “Aprenderé”. Porque es en la acción de aprender, en el esfuerzo por superar nuestra ignorancia, donde realmente encontramos nuestro crecimiento y nuestra evolución como individuos.
“Declaraciones de Gratitud: Celebrando la Vida y Reconociendo a los Demás”
“Gracias”. Una palabra simple, pero cargada de significado. Una palabra que nos permite expresar nuestro agradecimiento por lo que tenemos y por lo que los demás hacen por nosotros. Cuando decimos “Gracias”, estamos haciendo una declaración de gratitud, una celebración de la vida y un reconocimiento a los demás.
“Gracias”: Un Aplauso a la Vida y a los Demás
La gratitud es un sentimiento de aprecio por todo lo que la vida nos ha proporcionado. Cuando decimos “Gracias”, estamos reconociendo y celebrando todas las bendiciones, grandes y pequeñas, que hemos recibido. Estamos mostrando nuestro aprecio por la belleza del mundo, por las oportunidades que se nos han presentado, por los desafíos que nos han hecho crecer.
Pero la gratitud no es solo hacia la vida en general. También es hacia las personas específicas que hacen nuestra vida mejor. Cuando decimos “Gracias” a alguien, estamos reconociendo el valor de esa persona en nuestras vidas. Estamos mostrando nuestro aprecio por sus esfuerzos, su bondad, su amor. Estamos diciendo: “Te veo, te valoro, te agradezco”.
Gratitud: Un Acto de Generosidad y de Humildad
Al expresar nuestra gratitud, no solo estamos beneficiando a los demás, sino también a nosotros mismos. La gratitud nos ayuda a mantener una perspectiva positiva, a centrarnos en lo que tenemos en lugar de en lo que nos falta. Nos ayuda a valorar las cosas buenas de la vida y a cultivar una actitud de contentamiento y felicidad.
Además, la gratitud es un acto de generosidad y de humildad. Al agradecer, estamos dando algo de nosotros mismos. Estamos ofreciendo nuestro reconocimiento, nuestro aprecio, nuestro amor. Al mismo tiempo, estamos reconociendo que no estamos solos, que dependemos de los demás, que somos parte de una comunidad.
Por lo tanto, las declaraciones de gratitud son una forma poderosa de conectarnos con los demás y con la vida misma. Al decir “Gracias”, estamos expresando nuestro aprecio, nuestra humildad y nuestra generosidad. Estamos celebrando las bendiciones de la vida y reconociendo el valor de los demás en nuestras vidas. Así que, la próxima vez que tengas la oportunidad, no olvides decir “Gracias”. Es una pequeña palabra, pero puede tener un gran impacto.
“Declaraciones de Perdón: Asumiendo la Responsabilidad y Reparando los Daños”
“Perdón”. Una palabra que nos permite expresar remordimiento, asumir la responsabilidad de nuestros errores y ofrecer una reparación por los daños causados. Cuando decimos “Perdón”, estamos haciendo una declaración de perdón, una promesa de corregir nuestros errores y hacerlo mejor en el futuro.
“Perdón”: Asumiendo la Responsabilidad de Nuestros Actos
El acto de pedir perdón tiene que ver con la asunción de la responsabilidad. Se trata de reconocer que hemos hecho algo que ha podido herir a otra persona, y que somos responsables de ese dolor. Al decir “Perdón”, estamos admitiendo nuestro error y expresando nuestro arrepentimiento.
Pero pedir perdón no se trata solo de decir la palabra. También implica un compromiso de cambiar nuestro comportamiento y de reparar, en la medida de lo posible, el daño que hemos causado. Es un compromiso de aprender de nuestros errores y de esforzarnos por ser mejores en el futuro.
“Perdón”: Reparando los Daños y Restaurando las Relaciones
Una declaración de perdón puede ser un paso importante para reparar una relación dañada. Sin embargo, es importante recordar que el perdón es un proceso, no un evento. No basta con decir “Perdón”. También necesitamos demostrar con nuestras acciones que realmente lo sentimos y que estamos dispuestos a hacer lo necesario para reparar el daño.
A veces, eso puede implicar hacer cambios significativos en nuestro comportamiento. Otras veces, puede significar hacer algo específico para enmendar el error que hemos cometido. Y siempre, significa ser paciente y dar a la otra persona el tiempo y el espacio que necesita para sanar.
Por último, es importante recordar que, aunque podemos ofrecer una disculpa, la otra persona tiene el derecho de aceptarla o no. El perdón es un regalo que se da, no algo que se puede exigir o forzar.
En conclusión, las declaraciones de perdón son un acto de humildad, responsabilidad y reparación. Al pedir perdón, estamos reconociendo nuestros errores, asumiendo la responsabilidad de nuestros actos y comprometiéndonos a reparar el daño que hemos causado. Pero recordemos que el verdadero perdón no se trata solo de palabras, sino también de acciones. Porque, al final del día, son nuestras acciones las que realmente demuestran nuestro arrepentimiento y nuestra disposición a cambiar.
“Declaraciones de Amor: Construyendo Relaciones y Creando Mundos Compartidos”
“Te amo” o “Te quiero”. Estas palabras, a menudo pronunciadas con un latido acelerado y una respiración contenida, son mucho más que simples declaraciones. Son pronunciamientos que transforman, que crean, que unen. Al decir “Te amo”, estamos haciendo una declaración de amor, construyendo nuestras relaciones y participando en la creación de un mundo compartido.
“Te Amo”: Construyendo Relaciones
Una declaración de amor es un acto de valentía. Al decir “Te amo”, estamos abriendo nuestro corazón a otra persona. Estamos mostrando nuestra vulnerabilidad, ofreciendo nuestros sentimientos más profundos y nuestra auténtica esencia.
Al mismo tiempo, también estamos construyendo nuestra relación con la otra persona. Estamos afirmando nuestro compromiso, nuestro cuidado y nuestro deseo de estar juntos. Estamos creando un vínculo que puede sostenernos a través de los altibajos de la vida, un vínculo que puede crecer y profundizarse con el tiempo.
“Te Amo”: Creando un Mundo Compartido
Pero las declaraciones de amor no solo fortalecen las relaciones, también crean un mundo compartido. Cuando decimos “Te amo”, estamos invitando a la otra persona a unirse a nosotros en una danza de amor y de vida. Estamos compartiendo nuestras esperanzas, nuestros sueños, nuestros miedos y nuestras alegrías. Estamos creando una realidad común, una realidad que es única para nosotros dos.
¿Qué Sentimos al Decir y al Escuchar “Te Amo”?
Las emociones que experimentamos al decir “Te amo” pueden variar enormemente. Pueden incluir alegría, excitación, nerviosismo, miedo, alivio, y un profundo sentido de conexión. Y cuando escuchamos “Te amo”, podemos sentirnos amados, valorados, aceptados, y a veces, también asustados o inciertos. Cada declaración de amor es única y cada respuesta a una declaración de amor también lo es.
En conclusión, las declaraciones de amor son actos poderosos que construyen relaciones y crean mundos compartidos. Al decir “Te amo”, estamos dando y recibiendo algo de gran valor: nuestro amor, nuestra autenticidad, nuestra conexión. Y en este intercambio, encontramos una de las experiencias más profundas y transformadoras de la vida humana.
“Recordatorios Esenciales: El Poder Transformador del Lenguaje”
El lenguaje es mucho más que un conjunto de palabras que utilizamos para comunicarnos. Es una herramienta poderosa que nos permite describir nuestra realidad, influir en los demás y dar forma a nuestro mundo. A través del lenguaje, podemos actuar, afirmar, declarar y generar cambios significativos.
“El Lenguaje es Acción”
Al hablar, no solo estamos comunicando información, también estamos actuando. Cada palabra que decimos, cada historia que contamos, cada afirmación que hacemos, tiene el poder de influir en nuestro entorno y en las personas que nos rodean. A través del lenguaje, podemos motivar, persuadir, inspirar, desafiar, consolar y mucho más.
“Describiendo el Mundo: Las Afirmaciones”
Las afirmaciones son descripciones de nuestra realidad. Nos permiten comunicar lo que percibimos, pensamos y sentimos. A través de las afirmaciones, podemos compartir nuestros conocimientos, nuestras experiencias y nuestras perspectivas con los demás. Y, al hacerlo, podemos ayudar a otros a comprender mejor nuestro mundo.
“Generando un Nuevo Mundo: Las Declaraciones”
Las declaraciones, por otro lado, no solo describen nuestra realidad, sino que también tienen el poder de crear una nueva. Al hacer declaraciones, como “Te amo”, “Perdón” o “Gracias”, estamos dando forma a nuestra realidad y a nuestras relaciones. Estamos generando un nuevo mundo de posibilidades, experiencias y conexiones.
“El Mundo se Articula Según la Palabra”
Nuestro lenguaje no solo refleja nuestra realidad, sino que también la moldea. La forma en que hablamos y las palabras que elegimos pueden influir en cómo percibimos y experimentamos el mundo. Al cambiar nuestra forma de hablar, podemos cambiar nuestra forma de pensar y, a su vez, nuestra forma de vivir.
“La Congruencia entre Palabras y Acciones”
Finalmente, es esencial que nuestras palabras y acciones estén en armonía. Cuando decimos una cosa y hacemos otra, no solo estamos siendo incoherentes, sino que también estamos minando nuestra credibilidad y confianza. Por lo tanto, la invitación es a que nuestras palabras y acciones sean congruentes, a que nuestro lenguaje refleje nuestra autenticidad y a que nuestras acciones respalden nuestras palabras.
En resumen, el lenguaje es una herramienta poderosa que nos permite describir y dar forma a nuestra realidad. A través de las afirmaciones y declaraciones, podemos compartir nuestra perspectiva, influir en los demás y generar cambios. Pero para hacerlo de manera efectiva, debemos asegurarnos de que nuestras palabras y acciones estén en armonía. Porque solo entonces, nuestro lenguaje se convertirá en una verdadera fuerza transformadora.
Reynaldo Reyes, Master Trainer de la Sociedad de PNL
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