Enseñanza: Siete Consideraciones para Elegir una Actividad
Introducción:
“Hoy vamos a explorar cómo seleccionar y preparar actividades o dinámicas efectivas para nuestros equipos o sesiones de coaching. En este proceso, es importante recordar que las técnicas y actividades son herramientas; su valor y efectividad dependen de cómo las usamos y del contexto en el que las aplicamos. Revisaremos juntos siete consideraciones clave para asegurarnos de que cada actividad sea adecuada y que cumpla con el objetivo que buscamos.”
Consideración 1: ¿Para qué? – Definir el Objetivo
“El primer paso es tener claridad sobre el propósito de la actividad. ¿Para qué queremos realizarla? El objetivo nos guiará en la elección de las herramientas y en los pasos que seguiremos. Tal vez queremos explorar algo desde una perspectiva no verbal, como a través de una actividad corporal, o facilitar que alguien ‘se dé cuenta’ de algo importante. Si sabemos exactamente qué queremos lograr, nos será más fácil decidir los elementos y el tipo de actividad adecuada.”
Pregunta para Reflexión: ¿Qué objetivo específico busco con esta actividad en este contexto?
Consideración 2: ¿Qué Herramienta Usar y Qué Tema Trabajar?
“El siguiente paso es identificar la herramienta o técnica específica y el tema que queremos abordar. Aquí es importante definir hasta qué punto queremos llegar en la exploración. Como coaches, trabajamos no solo con el lenguaje, sino también con el cuerpo, las emociones y el psiquismo de nuestros clientes. Debemos conocer los límites de nuestras competencias para no sobrepasarlos y mantener el proceso dentro de un ámbito seguro.”
Ejemplo: Si el objetivo es fomentar la apertura emocional, quizás una dinámica de comunicación pueda ser más apropiada que una de acción física intensa.
Consideración 3: ¿Con Quién Trabajamos? – Adaptación al Grupo o Individuo
“Debemos considerar las características de la persona o el grupo con el que trabajamos. Las particularidades del grupo, como su profesión, edad, o su trasfondo cultural, pueden influir en cómo perciben y se sienten respecto a la actividad. Por ejemplo, la percepción del contacto físico varía culturalmente, y una actividad adecuada para jóvenes puede no serlo para adultos mayores.”
Pregunta para Reflexión: ¿Quiénes son los participantes y cómo puedo adaptar la actividad para que sea adecuada y efectiva para ellos?
Consideración 4: ¿Dónde se Realizará? – El Espacio Físico y Psicológico
“El espacio es fundamental. No solo hablamos del espacio físico, sino también del espacio psicológico. Es importante que el lugar donde se realice la actividad ofrezca privacidad y seguridad, especialmente si vamos a tratar temas emocionales o sensibles. Además, el espacio físico debe ser suficiente para el tipo de actividad planeada; una actividad que implique movimiento necesita un espacio amplio, por ejemplo.”
Ejemplo: Evitar planificar una actividad íntima en un lugar donde otras personas externas puedan observar o interrumpir.
Consideración 5: ¿Cómo? – Conocer Bien la Técnica y Conducirla con Claridad
“El ‘cómo’ implica conocer a fondo la dinámica que vamos a utilizar: sus posibilidades, limitaciones, y los pasos que requiere. A veces, es útil realizar actividades introductorias o de preparación, como ejercicios de respiración o relajación, para crear el ambiente adecuado antes de comenzar con la actividad principal.”
Pregunta para Reflexión: ¿Conozco la actividad lo suficiente para conducirla de manera efectiva y responder a cualquier situación que pueda surgir?
Consideración 6: ¿Cuándo y Por Qué? – Sensibilidad para el Momento Oportuno
“Elegir el momento adecuado para aplicar una actividad es clave. Esto depende de nuestra percepción del estado del grupo y de la dinámica en curso. Cada coach debe desarrollar una sensibilidad especial para decidir cuándo es el momento óptimo para introducir una dinámica o actividad.”
Consejo: Observa la energía y disposición del grupo antes de iniciar. Si notas que están cansados o desconcentrados, tal vez sea mejor ajustar la actividad o el momento.
Consideración 7: Anticipar Obstáculos – Ajustes y Flexibilidad
“Por último, incluso con una planificación cuidadosa, debemos estar preparados para ajustar sobre la marcha. Algunas actividades pueden generar incomodidad o resistencia, especialmente si incluyen elementos lúdicos que algunos perciban como ‘infantiles’ o ‘prohibidos’. Si ves que los participantes están incómodos, busca ajustar la actividad o cambiar el enfoque.”
Ejemplo: Si algunos participantes se muestran reticentes a una dinámica de juego, puedes adaptar el enfoque a una conversación reflexiva o dar opciones de participación.
Cierre: Reflexión Final
“Para concluir, recordemos que la efectividad de una actividad depende de la intención y del contexto en el que se aplica. Las actividades no son buenas o malas en sí mismas; su valor depende de cómo las usemos y del respeto hacia las necesidades y características del grupo con el que trabajamos. Al aplicar estas siete consideraciones, podemos asegurarnos de que cada actividad esté alineada con los objetivos y sea respetuosa del contexto y las personas involucradas.”
“Les invito a reflexionar sobre cómo pueden aplicar estas consideraciones en su propio trabajo y a preguntarse siempre: ¿Esta actividad cumple realmente con el propósito que busco?”